"Interpretación Estudiantil de la Vida"


Una tarde con un aire caliente y el Sol más recalcitrante de la Ciudad de Monterrey. 
Al observar determinadamente el semáforo de la Avenida Juan Ignacio Ramón y Galeana (mismo que colinda con la Universidad Metropolitana de Monterrey, del otro lado de la cera se encuentra una óptica y enfrente de la misma está la zapatería IMPULS). Se observaba desde el segundo piso de la Torre II de la Institución antes mencionada a una señorita que estaba cruzando la calle para dirigirse a la banqueta de enfrente y así poder sentarse en el asiento de la parada de camión a esperarlo. Tenía cabello largo ondulado y castaño oscuro, su color de piel era perlada, llevaba unos lentes de imitación BVLGARI puestos mientras que en la vestimenta llevaba una blusa de manga larga melón con transparencias en las mismas, traía un pantalón de vestir azul oscuro que le acentuaba sus caderas (a pesar de su mediana estatura y la complexión delgada de ella). En su calzado llevaba unos zapatos negros de suela baja con hebillas plateadas enfrente como parte de su uniformidad.
Al cruzar la Avenida Juan Ignacio Ramón, la chica fue hacia la parada del camión para poder esperar el transporte. Su semblante se notaba un tanto impaciente por querer ir a su destino, miraba la hora desde su celular Iphone 6 con carcasa rosa mientras de su bolsa de mano color negro con detalles plata sacaba unos audífonos blancos de la marca MOBO a los cuales conectó a su teléfono móvil para poder escuchar música mientras llegaba el autobús que la podía llevar a su hogar. Lo que más me llamó la atención de ella fue su mirada seria, pero sobre todo sus ojos color miel, con los que me imaginaba mirarla frente a ella y poder admirar su porte. En ese instante pasó el camión Ruta 117 Directo hacia el andén de transporte para que pudiera subir al mismo y arrancar para retirarse, dejando una estela de humo negro salido del escape (consecuencia de que le faltaba afinación al vehículo) y desde ese momento se esfumó aquella belleza.
La mente dibujaba imágenes de ella corriendo en una playa, mientras el Astro Rey con su halo resaltaba su encumbrada humanidad, llevando consigo un bikini azul claro que resaltaba más su tez. Posteriormente se apareció en el mismo lugar, pero esta vez con envestiduras distintas; esta vez tenía un pantalón de mezclilla azul deslavado con unas rajaduras a la altura de las rodillas (como lo usan ahora los jóvenes de moda), una playera blanca con una ilustración de una playa y con la leyenda “Enjoy the Life”, calzaba tenis blancos con vistas doradas y una gorra negra con la visera levantada con el logotipo de NIKE, esta vez esperaba a una persona ya que en su brazo derecho llevaba un regalo y una carta.
Mientras las nubes se iban disipando, aparece en la esquina posterior de la banqueta la imagen de un joven que caminaba hacia ella; llevaba una playera color azul con la marca de la cerveza Carta Blanca, a los lados de la misma llevaba la tipografía del Cemento Monterrey con contornos blancos y en la parte trasera de la misma tenía el nombre del jugador Alan Pulido sin número en la casaca, tenía puestos unos pantalones de mezclilla gris con tenis de la marca ADIDAS de color negro con vistas blancas mientras que en su antebrazo llevaba un ramo de rosas rojas con celofán amarradas con un listón rojo y envueltas con papel adentro del mismo. En ese momento, el mundo se colapsó de una manera espantosa al saber que la persona que admiraba desde el edificio de la Escuela tenía pareja. Se desdibujaba la sonrisa y se oscureció el cielo para después dar media vuelta a la realidad. Se daban un ósculo bastante apasionado, un abrazo tan cálido como no se llegaban a ver jamás.

Y la tarde siguió su curso y la Vida siguió dando vueltas…

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