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Mostrando entradas de diciembre, 2014

"Stronghold"

Sometimes i remember, your face and your hands. your sillouette and your kisses Like as winterwalk, like as Summerset. But my soul is darkness and fear my brown-eyes are deep and my heart, stronghold. but i don't can stop me because i care you i want you... i feel you.

"El Ultimo grito de Ayuda" Parte 2

En los fríos y poco espaciosos pasillos del hospital estaba escondida en uno de ellos, una mujer con atuendos victorianos y negros lutos como la misma noche. Su faz estaba tan pálida como la nieve gélida pero era de unas facciones elegantes, sus ojos eran Azules claros pero en el fondo no tenían vida aparente, su mirada era dura como las piedras y su figura era delgada pero sin perder su silueta femenina que la autentificaba. A su rostro fino le cubría un velo oscuro que muy apenas la dejaba entrever. Al traspasar la puerta del cuarto, el espectro del él podía ver esa imagen elegante, tenebre pero sobretodo fina de este personaje, cuando ella lo vio se acerco con su caminar despacio, levantando un poco los olanes de su falda que estaba coordinado al vestido de encajes que llevaba. Al acercarse a el lo miro de abajo hacia arriba minuciosamente y de ahí de sus brunos ropajes saco un abanico con brocados de color hueso y negro, lo hizo agitar para darse aire en su rostro y con una son

"El Ultimo grito de Ayuda" Parte 1

Postrado, solo en una cama de Hospital con un peculiar olor a alcanforina en toda la habitación donde esta un señor de edad avanzada. Sus arrugas vejadas y marcadas por los años que vivió y sobrellevó a su infame viaje de desamores, pequeños triunfos, fracasos, adicciones bastardas y de una miseria absoluta. Sus manos artríticas y delgadas casi al borde de volverse huesos, la piel reseca como si dejaran una naranja a la intemperie de alguna luz cegadora como los rayos del Sol que se ven en una mañana de Domingo en Verano. Su cuerpo ya sufría estragos inminentes de la Edad y de su vacía Vida, Decadente y sin Esperanza alguna. Unas voces de textura fría y de origen femenino se podían escuchar detrás de la puerta del paciente (que por la expresión que cambio a un semblante triste y decadente). En ese mismo instante entra una de ellas, con su traje blanco reluciente, sus bolsillos llenos de jeringas para la agonía, gasas para retener el dolor, curitas para el corazón desarmado de una