"El Ultimo grito de Ayuda" Parte 1

Postrado, solo en una cama de Hospital con un peculiar olor a alcanforina en toda la habitación donde esta un señor de edad avanzada. Sus arrugas vejadas y marcadas por los años que vivió y sobrellevó a su infame viaje de desamores, pequeños triunfos, fracasos, adicciones bastardas y de una miseria absoluta.
Sus manos artríticas y delgadas casi al borde de volverse huesos, la piel reseca como si dejaran una naranja a la intemperie de alguna luz cegadora como los rayos del Sol que se ven en una mañana de Domingo en Verano. Su cuerpo ya sufría estragos inminentes de la Edad y de su vacía Vida, Decadente y sin Esperanza alguna. Unas voces de textura fría y de origen femenino se podían escuchar detrás de la puerta del paciente (que por la expresión que cambio a un semblante triste y decadente).
En ese mismo instante entra una de ellas, con su traje blanco reluciente, sus bolsillos llenos de jeringas para la agonía, gasas para retener el dolor, curitas para el corazón desarmado de una alma vagabunda, incomprendida en los confines del Universo con la coinonia terrenal...era La Enfermera que la atendía. Entra a donde esta el paciente para ponerle su dosis de Medicamento que le permite sobrevivir por algunos días aunque su eterna Agonía ya estaba a punto de acercarse mas.
Abruptamente el hombre de edad avanzada empieza a tener una serie de convulsiones bastante frenéticas, retorciendose como si fuera una gallina que le acaban de cortar su cabeza con algún arma cortante. Se acentuaban mas esos movimientos casi epilépticos, como si le hubieran puesto un cable de Luz de 300 volts en su Clavicula y esta se sintiera en shock después de semejante descarga de espasmos y movimientos.
Súbitamente después del festín de movimientos bruscos e involuntarios que su cuerpo cargó en ese momento se detuvo dejando sus pupilas dilatadas como dos gotas expandidas al suelo de Agua, sus manos se volvieron frías e inhertes, el pólipo que salia de su fosa nasal era en demasía e incluso salia de sus fauces un vapor transparentes casi blanquecino que así mismo flotaba arriba del mismo moribundo, que ni la misma
enfermera poda percibir en su entorno simple, aburrido pero deprimente en la atmósfera del lugar. 
Ese vapor se junto para formar la silueta del señor que había dejado su vehículo terrenal para pasar como espíritu errante hasta traspasar las puertas de su cuarto dejando su cuerpo en yacimiento...Su viaje apenas comenzaba...CONTINUARA.

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